miércoles, 30 de diciembre de 2015

T9: El nombre científico

Suele ser importante intentar diferenciarse respecto al resto de la comunidad científica con el objetivo de no pasar demasiado desapercibid@. Sin embargo, en el caso del nombre, lo habitual suele ser firmar con el nombre y los apellidos, sin ninguna modificación. En mi caso, no he recurrido a ningún "nombre artístico" ya que mi nombre completo es bastante particular. Así, utilizo nombre y los dos primeros apellidos completos. Si se busca tal cual en google, la gran mayoría de entradas se refieren a mí. De todos modos, me parecería muy complicado dar con un nombre lo suficientemente "único" como para que en una búsqueda no aparecieran referencias a otras personas. Creo que en el caso del mundo profesional es bueno valorar la posibilidad de modificar, al menos levemente, el nombre propio si esto resulta una ventaja.

jueves, 17 de diciembre de 2015

T8: En la biblioteca

El mundo científico cuenta con medios de todo tipo para la difusión de sus avances y de sus investigaciones, como ya se ha comprobado en anteriores tareas. La revista es el soporte a través del cual son difundidos la mayor parte de los nuevos conocimientos, que quedan a disposición del especialista o del curioso mediante varios formatos. En el caso de la actividad realizada en la biblioteca, hemos tenido ocasión de ojear diferentes revistas, muy dispares y de disciplinas diferentes: Psicología, Agronomía, Ingeniería de Telecomunicaciones e Historia.

Aunque las bases de una revista sean similares, es decir, el de una publicación periódica, basada en la recopilación de una serie de artículos redactados por diferentes estudiosos de una o varias materias, las diferencias entre unas disciplinas y otras son claras. Incluso dentro de las publicaciones correspondientes a una misma ciencia. En el caso de las revistas que he consultado (Hispania: Revista española de historia, Historia Contemporánea, Historia social y Huarte de San Juan: Geografía e Historia), la estructura es muy parecida, constando de “estudios”, “recensiones” y “misceláneas”, con algunas variaciones. En cuanto a los artículos en sí, las estructuras resultan bastante particulares en cada caso, coincidiendo algunas en poseer introducción, cuerpo y conclusiones. En el caso de los artículos de las revistas de mis compañeros, parece que la estructura resulta más homogénea en la totalidad de los artículos.

Algo que también difiere bastante es el número de páginas por artículo, tendiéndose en las ciencias sociales a un mayor número que en otras disciplinas. En mi caso, estaríamos hablando de unas 35 páginas de media, llegando algunos artículos a alcanzar las 50-60 páginas. Junto a esto, el tamaño de cada publicación varía. En el caso de las revistas de Historia y de Psicología, tienen el aspecto de un libro, algo que no ocurre en el caso de la Agronomía y la Ingeniería de Telecomunicaciones. Con todo, es preciso apuntar que esto puede deberse a la periodicidad con que son publicados los distintos números, ya que si una revista es bianual o cuatrimestral, será más gruesa que una que sale cada mes. Así, en el caso de la Historia, las revistas a veces se publican cada bastante tiempo, siendo algunas de un único número anual. Por último, hay una diferencia clarísima en cuanto al número de gráficas y cuadros, siendo las Ingenierías las dominantes absolutas en este sentido, ya que en el caso de la Historia y la Psicología, este hecho depende de algunos artículos concretos, que apoyan sus datos en la estadística o en otro tipo de recursos.

En definitiva, cada disciplina requiere o elige, bien por utilidad, o por un consenso entre sus especialistas, de sus propios recursos, formatos, estructuras, formas de citación, etc. Lo importante es que, sea como sea, la información aparezca ordenada y clara ante el lector.

jueves, 3 de diciembre de 2015

T6: Documentación científica

Para nuestra desgracia o no, los científicos, o futuros científicos, tenemos también una innegable faceta como escritores. Resulta casi imprescindible, no ya manejar un dominio depurado de la redacción, pero sí poseer ciertas capacidades a la hora de plasmar nuestra investigación en palabras, sea de cara a la comunidad científica o a un público más heterogéneo. Esto no quiere decir que tengamos que ser hábiles en el manejo de recursos lingüísticos o literarios, que efectivamente no hacen sino trabar la comprensión del texto. De hecho, lo que a veces resulta más complicado es dar con la manera más sencilla y clara de exponer los nuevos conocimientos, otorgar al contenido todo el protagonismo y librarlo de adornos. Como bien remarca Robert Day, la de científico es la única profesión que conlleva la necesidad de escribir, de hacer público mediante el texto los avances realizados en nuestra carrera. Por ello, debemos trabajar e intentar depurar nuestra manera de transmitir.

Existen muchos formatos mediante los que difundir los resultados de nuestros trabajos: el artículo resulta el más recurrente, al igual que las monografías u obras colectivas. Los seminarios o reuniones de todo tipo, resultan también esenciales, siendo una manera dinámica de intercambiar conocimientos entre la comunidad científica, así como de difundirlos, como bien destaca Ruy Pérez Monfort. Estas reuniones son buen ejemplo de la importancia de la difusión oral, que eso sí, siempre o casi siempre queda puesta por escrito. Igualmente, el formato audiovisual ha adquirido mucho protagonismo en los últimos años. Por otro lado, el papel de internet como medio de búsqueda y volcado de documentos ha ido adquiriendo relevancia. Buen ejemplo son la cantidad de revistas electrónicas que han visto la luz en las últimas décadas. No añadiría nada nuevo si digo que la búsqueda en plataformas on-line de publicaciones científicas, mediante autor, palabras clave, materias, etc, facilita muchísimo el trabajo a los investigadores e interesados, ya que conlleva un gran ahorro de tiempo y permite la localización de documentos a los cuales no tendríamos fácil acceso por otros medios. 

Finalmente, realizar algún apunte sobre las estructuras del documento o de la publicación científica. Son muchas las propuestas (se habla del IMRAD –Introduction, Methods, Results And Discussion-), y, desde luego, existen partes esenciales, como puede ser la exposición del método, o metodología, y de los resultados. La importancia o la extensión de cada campo, dependerá de cada ciencia. No creo que exista una única estructura aplicable a todas las disciplinas. Lo que sí es común a todas es el papel esencial del documento y de la publicación. Sin difusión no hay conocimiento.